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Cuando el problema es decir Sí.

Limitamos la posibilidad de decir Sí a otros, cuando tendemos a ser quienes nos hacemos cargo de resolver por otros y buscar soluciones.  En este contexto, la dinámica es no dar el espacio a que otras personas tomen la iniciativa, busquen soluciones y se muevan a actuar a pesar de ser personas adultas que tienen la capacidad de hacerlo o que podrían aprender a hacerlo.

Cuando el problema es decir sí a otros, lo que ocurre es que se resta la posibilidad de construir relaciones más horizontales, de mayor confianza, y en donde las partes asumen una postura más empoderadora. 

Entonces lo que ocurre, es que las personas a las que les cuesta decir sí a otros, se convierten en esclavos de sus propias decisiones, no delegan, se llenan de pendientes, sienten que los demás no son tan capaces como ellas, se sientes cansadas y con un gran peso encima de la espalda y, aunque dicen que quieren que los demás asuman su propia responsabilidad, no sueltan el control y están permanentemente pendientes de lo que los demás deben hacer o del resultado cuando no son ellas las que actúan.

Decir Sí a otros, es una invitación a un estado de alivio, de ya no tener que saberlo todo, supervisarlo todo, controlarlo todo; se abre la puerta a sentir la confianza en que los demás también pueden hacerse cargo y aprender a actuar acorde a los desafíos.

Decir Sí a otros, te ayudas y ayudas a los demás.  Sí, porque dejas qué los demás se hagan cargo de sus asuntos, sin que tú tengas que estar en medio o pendiente de que si actuarán como tú esperas que lo hagan.

Si eres de las personas que le cuesta decir Sí a otros, podrías hacer lo siguiente para comenzar a decirlo:

  1. Pregunta si la otra persona quiere tu ayuda.
  2. Pregunta cómo puedes ayudarle.
  3. Si no sabe cómo o en qué puedes ayudar, pregúntale cuál es el problema/ situación y escúchale atentamente.
  4. Pregunta, si antes ha tenido un problema/situación similar y si ésta fue resuelta. Si es el caso, continúa preguntando qué fue lo que hizo, cómo lo hizo, qué acciones repetiría y cuáles no.
  5. Haz preguntas que ayuden a pensar en posibles ideas, soluciones y no digas qué hacer. Ejemplo, ¿Qué se te ocurre que podrías hacer? ¿Qué te falta para…?
  6. Da confianza y ánimo poniéndote en su lugar. Si esta persona está acostumbrada a que seas tú quien resuelva, mostrará resistencia a hacerse cargo y es posible, que se sienta insegura e incapaz.
  7. Ten paciencia y espera los resultados. Es posible que se cometan errores y que estos te involucren, pero no podrás soltar de verdad y dejar que la otra persona se empodere y aprenda, si no se cometen algunos errores y los resultados no son los que tú esperas.  Ya habrá tiempo para mejorar.

Decir Sí a otros, al final es tu responsabilidad y tú tienes la libertad de hacerlo.  Lo mejor de todo, es que tu éxito y bienestar profesional y personal aparece cuando tú te animas a salir de la zona conocida y te mueves a actuar en coherencia con tu sentir y pensar.

Y bueno, ya sabes, siempre es posible pedir ayuda si se te hace difícil hacer un cambio para avanzar en tu crecimiento y sentir mayor bienestar.

Escríbeme a mi WhatsApp si quieres saber más de cómo puedo ayudarte.

Te dejo un gran abrazo,
Paola Mora M
Psicóloga, coach y terapeuta