Cada vez son más las empresas que entienden que para ser competitivas y sostener esta condición en el tiempo, es clave atraer y mantener el talento dentro de las organizaciones.
La gestión de personas es un tema estratégico para el futuro y la rentabilidad de las compañías y requiere de un trabajo profesional experto para lograr mantener a la gente capacitada, motivada y comprometida.
Así lo han entendido distintas firmas chilenas que han sido elegidas como Las Mejores Empresas para Trabajar en Chile, por la consultora internacional Great Place to Work en los últimos años. A través de políticas enfocadas en las personas, de manera de empoderarlas, desafiarlas y mantenerlas motivadas, hoy son un ejemplo de qué hay que hacer para marcar la diferencia y tener a sus trabajadores felices.
Las motivaciones personales van más allá de tener un trabajo estable y que represente una fuente de ingreso económico. Las personas están cada vez más conscientes de que quieren desempeñarse en algo que las motive y que ofrezca posibilidades de desarrollo profesional y en lo personal.
En este escenario, las rentas son sólo una parte de la ecuación. Hoy no sólo basta con aumentar los ceros en las liquidaciones de sueldo de los colaboradores para prevenir que se vayan a otra empresa o que inicien un emprendimiento, esto debe ir acompañado de un plan estratégico que incorpore entre otros aspectos, el desarrollo profesional y la productividad con calidad de vida.
Y ¿QUÉ PASA CON LAS PYMES?
Al igual que las grandes empresas, las pymes han comenzado a gestionar la satisfacción de sus colaboradores y existen ejemplos concretos de ello, como es el caso de las empresas medianas que desde ya hace algunos años han sido distinguidas por Great Place to Work como una de las Mejores Empresas Medianas para Trabajar en Chile.
Las pymes exitosas en resultados de negocio han entendido que este logro, pasa principalmente por las competencias, motivación y compromiso de las personas que trabajan en la organización. En un inicio, generalmente las Pymes exitosas incorporan algunas prácticas que apuntan a satisfacer necesidades de mayor renta y beneficios sociales para una mejor calidad de vida de sus trabajadores y a medida que transcurre el tiempo y se van presentando desafíos propios del crecimiento del negocio, visualizan que hay otros aspectos importantes en el ámbito de las personas y qué marcan la diferencia como las competencias de liderazgo de las jefaturas, el manejo de las comunicaciones internas, la relación colaborativa entre los equipos de trabajo, todos elementos de la cultura de las empresas. En este contexto, los espacios de confianza que pueda generar la jefatura en el equipo de personas es esencial. Muchas veces las personas que reciben buenos beneficios en sus empresas, las dejan principalmente, por los jefes que tienen. Si un jefe comunica claramente los objetivos de trabajo, comparte conocimiento y experiencia, cumple compromisos, gestiona el desempeño del trabajador entregándole información oportuna sobre la adecuación o necesidad de mejora de su trabajo todo esto en un clima de respeto y validación de la relación, la persona se sentirá más satisfecha y comprometida y su rendimiento será exponencialmente superior. Por este motivo, es que las Pymes también han decidido invertir en el desarrollo de las jefaturas y la felicidad de sus colaboradores aun cuando, muchas veces los recursos para invertir son limitados. Más allá de ser esto un obstáculo, es un desafío que se acompaña de creatividad, entusiasmo, convicción y líderes jugados por la empresa y sus colaboradores.
PAOLA MORA